3.2. La prosa didáctica de la obra

Además de la poesía narrativa (los cantares de gesta y los romances), durante la Edad Media asistimos al nacimiento de la prosa en castellano.
Hasta el siglo XIII, los textos en prosa se escribían básicamente en latín.
Las obras griegas, árabes o hebreas también eran traducidas al latín. La labor de la Escuela de Traductores de Toledo (siglo XII) fue esencial en este cometido.
El conocimiento cada vez más escaso del latín, por parte del pueblo, y el creciente interés por estas obras contribuyeron al uso gradual del castellano. Sin embargo, para su establecimiento definitivo como lengua de cultura era preciso que se fijara el léxico, las construcciones sintácticas
En este sentido, fue decisiva la figura de Alfonso X el Sabio, con su prosa científica. Este monarca no escatimó esfuerzos en la tarea de convertir el castellano en una lengua apta para el uso literario, científico, jurídico o histórico.
En su corte se concentraron sabios hebreos, cristianos y árabes que, bajo su dirección, tradujeron al castellano obras de la Antigüedad clásica.
También se escribieron textos originales en castellano que él mismo supervisaba, comprobando su corrección e imprimiendo su estilo y su originalidad personales. Así, son atribuibles a Alfonso X el Sabio y a sus colaboradores obras de diversa índole: jurídicas, históricas y científicas.
Durante el siglo XIV, la prosa adquiere, por primera vez, una intención didáctica, ya que pretende servir de ejemplo a quienes la leen.
Así que refleja en la narrativa cuyo máximo exponente es don Juan Manuel. Su obra más conocida se titula El Conde Lucanor o Libro de Patronio. Es una colección de 51 cuentos breves que se ajustan al siguiente esquema: Patronio, criado de don Juan Manuel, cuenta una historia a su amo, cada vez que éste le pide consejo práctico sobre algo.


 
Las características de estos cuentos son las siguientes:
3.3.1. Temas:
Aunque son muy variados, comparten un mismo objetivo: en soñar. Para ello, el autor ofrece enseñanzas de tipo práctico. De ahí que los relatos reciban el nombre de enxiemplos.

3.3.2. Personajes:
También son muy variados: históricos o reales, gente común, incluso animales con rasgos humanos…

3.3.3. Estructura:
Empiezan con el planteamiento de la cuestión, al que se responde con un cuento o ejemplo, y terminan con la enseñanza a modo de conclusión, que se presenta en verso. El siguiente esquema representa la estructura del cuento.














3.3.4. Estilo:

Don Juan Manuel es el primer escritor con conciencia de serlo. Esto se refleja en su preocupación por el lenguaje y en su voluntad de crear obras bien escritas.